Artist Interview: Julián Madero Islas | Spanish version
ARTIST INTERVIEW: Julián Madero Islas
por Bárbara Caro
Entrar en el universo de Julián, sin prisa ni pausa, como quien pide permiso. En una pestaña: pinturas, en otra, dibujos con textos, ay… dibujos. Muchos dibujos abiertos, entregados, viscerales y valientes. Frases que componen el total, la danza entre las figuras y el texto. Frases como lanzas, contundentes, sin rodeos, al grano. Incisivas y estructurales.
Imalabras decía un querido profesor mío, la simbiosis perfecta entre imágenes y palabras. Así comienzo a observar…
Leí que hablabas de que pintar es un intento de ordenar el caos. ¿Cómo te llevas con el caos?
Mi statement… Así lo veo, tal cual. Como tomar una fotografía de tu estado mental, una cosa así, como poder hacer un corte de caja. Y siento que el caos es caótico mientras estás sumergido. Pero cuando vas haciendo “foto, foto, foto”, y después lo ves, ves que hay un orden. A algo así me refería, como que al final, por más desquiciado, absurdo que yo quiera hacer algo, lo hago dos, tres días y luego ya veo cuál es su lugar en esa línea. Algo así.
¿Qué es el orden, entonces?
Siento que es poder ver las cosas desde lejos. No estarlo viendo todo “aquí”, como estamos todes atravesades por la cotidianidad. Pero me gusta mucho estar también sumergido en el caos porque siento que si yo empiezo a planear y me quiero posicionar como un discurso dentro del sistema del arte, eso me abruma, me asfixia, me hace sentir que ya estoy haciendo trabajo de oficina. Y sé que hay un paradigma del arte contemporáneo que va en ese sentido: El artista como empresario. Yo decidí dedicarme a esto porque me da mucha libertad, es muy caprichoso... Algún día quiero pintar y otro no. Y un día quiero hacer realismo y otro no. Eso a mí me hace sentir, pleno, libre. Realmente siento que puedo hacer lo que siento que quiero hacer. Y no estar planeando que si este año voy a trabajar con rojos o voy a hacer estos formatos y por eso ya no puedo hacer caricatura. No. Eso me asfixia.
He observado en tu obra que te movés con total libertad entre la figuración y la abstracción y vas y venís bastante, ¿no? Quería preguntarte, cuando aparece la figuración… ¿Quiénes son?
Pues, siento que soy yo… En un futuro… miserable. Generalmente. Un “yo” qu me imagino así… O quizás soy yo por dentro... Algo así como dicen de “tiene alma de viejo”. Siento que por dentro estoy envejecido, soy calvo, que soy miserable, como derrotado por la vida, aunque en realidad soy joven. Pero siento que ese es el personaje que está…En las últimas pinturas, por ejemplo, hay mucho sobre el tema de la pareja primigenia. La penúltima expo que hice la titulé “Adán y Eva, los cavernícolas”, porque me gustaba unir esos dos imaginarios. Adán y Eva como esa pareja primigenia, así como… pura, ¿no? Bueno…pura… luego ya cometen pecado, una cosa así, y está la caída…. Pero son todos blancos, heteronormados, limpios y bellos. Y por otro lado, está la imagen de los cavernícolas, que son así como… siento que son poliamorosos, pansexuales, lindan con lo animal, hay violación, hay cruce interespecie, o sea, es una cosa también aberrante y pensar que esa es la realidad, ¿no? El origen de la humanidad…Y no esa idea de Cristina, Adán y Eva…Pero igual me siento atravesado por el mito heteronormado de la pareja primigenia y lo refuerza la biología. Esta idea de la reproducción, no sé.. Al final es la cultura en la que estoy inscrito.
¿Y en qué estás trabajando ahora?
Ahora estoy haciendo el doctorado y mi planteamiento va sobre la forma del mito, o sobre la mitología propia de la pintura… Creo que eso es más cercano a lo que estoy indagando. La forma del mito sería como qué correspondencias podría haber entre el relato mítico, que son narraciones muy breves, que plantean el origen de algo, por la incidencia de algo que es trascendental o sobrenatural, y eso en el espacio pictórico. Es muy semejante, muy análogo, la pintura también ha registrado muchos momentos en los que se inaugura algo; la condición sexual, la condición mortal, las jerarquías, la enemistad entre hermanos, temas que son mitológicos. En la pintura siento que eso está casi como “la mesa puesta”, están los contrastes de colores complementarios, está el arriba y el abajo, las divisiones, qué pasa si hay una figura o si hay dos figuras, a qué mitología remite. Me agarro formalmente, y llegamos conceptualmente a pensar cuál es la mitología de la pintura…
Y siento que la mitología de la pintura es la pintura prehistórica, el origen de la pintura, las cuevas, las pinturas rupestres, que tienen que ver con la pintura como un acto propiciatorio, para que algo suceda, o como revelación de la verdad…Entonces yo siento que esa mitología pervive en las personas que pintamos, es lo que necesitamos porque, bueno… no en todas, obviamente, hay muchos tipos de pintura… Pero en mi caso, es como si me pusiera una venda en los ojos, y me pusiera a pintar a ver qué va a aparecer, como si fuera una revelación de la verdad. Y eso sigue siendo una pregunta real que me genera mucha curiosidad y me energetiza. Es algo que también me he preguntado mucho, qué me energetiza y qué no. Por lo que decías recién también, esa esperanza epifánica de que suceda algo en la pintura o en el dibujo, que revele esa otra cosa que no llegamos a ver todavía. Me parece muy interesante verlo así, hay algo del oficio que nos revela algo que todavía ni siquiera nos pudimos preguntar…
¿O sientes que la pregunta viene antes?
Yo siento que la pregunta aparece… Sí, porque muchas veces no estoy pensando en nada, o hago cosas que son muy violentas y también es duro ver eso, ¿no? Pero también lo que he pensado es que es muy bueno que esté ahí en la pintura y en el dibujo y no en la vida diaria. Siento que es un buen sistema de catarsis y de auto-observación.
Cuando la pregunta aparece, cuando el oficio se convierte en un acto caprichoso de libertad, en ese futuro distópico tan miserable como la realidad misma, allí en ese umbral comprometido con la historia y sus sensaciones, en ese abismo, en ese instante, Julián nos invita de manera irreverente a preguntarnos, ¿qué sentido tiene esto que llamamos estar vivos? y... ¿cómo fue que llegamos hasta aquí?
Quizás se trata de espiar a través de su propia materia ígnea impresa en la realidad que él observa, su propia “tormenta en un vaso de agua” y así darle lugar al alivio que trae reconocer el sentido de cada movimiento.